viernes, 15 de agosto de 2008

Costumbres Orientales en el Servicio del Té


Desde los circulos de la corte del Emperador al más humilde y más pobre, es la costumbre en Japón y China ofrecer té a cada visitante a su llegada.

No hacer esto sería una brecha imperdonable de maneras nacionales. Incluso en las tiendas, el cliente es regalado con una taza calmante antes de que las mercancías se exhiban. Esto, sin embargo, no impone ninguna obligación ante el comprador, pero es, sin embargo, un buen estimulante a partir con su dinero. Ésta aparece ser una tradición muy antigua en China y Japón--tan antiguo que aparece en un trabajo clásico Chino publicado en 1679.

La vieja etiqueta doméstica de Japón nunca entregó a un criado la fabricación del té para un huésped. Fue hecha por el amo de la casa mismo; la costumbre crece probablemente de la cortesía natural de una gente que cree que es un derecho dar la mejor hospitalidad posible a un visitante honrado.

Tan pronto como un huésped se sienta sobre su estera, una pequeña bandeja se fija ante el amo de la casa. Sobre esta bandeja está una tetera minúscula con una manija perpendicular al canalón. Otras piezas de este equipo incluyen una tetera altamente artística llena de agua caliente, y un número indispensable de pequeñas tazas, el sistema en metal o las bandejas en bambú. Estas bandejas se utilizan para dar las tazas alrededor, pero no se espera que el huésped tome uno. Las tazas no tienen las manijas, y no son fáciles de sostener, el visitante debe por lo tanto tener cuidado a fin de no dejar un resbalón a través de sus dedos incultos.

La tetera se moja con el agua caliente antes de que se introduzca el ; entonces un agua más caliente se vierte sobre las hojas, y pronto se vierte en las tazas. Esto se repite varias veces, pero el agua caliente nunca se permite colocarse durante mas de un minuto.

Todos los japoneses se adhieren a la costumbre general del país de mantener el aparato necesario del té en preparación. En la sala de estar de cada casa se contiene un brasero con carbones vivos, una caldera para hervir el agua, una bandeja con la tetera, tazas, y un carrito de té.

Sus vecinos, los chinos, están igual de alerta pues no importa qué hora del día pueda ser, guardan siempre una caldera de agua hirviendo sobre los carbones calientes, lista para hacer y para servir la bebida en un momento de aviso. No se permite a ningun visitante irse sin el ofrecimiento de una taza de té, y ellos mismos están alegre en compartir su hospitalidad.

Los chinos usan agua hirviendo, y lo vierten sobre el té seco en cada taza. Entre el mejor elemento social se utiliza una taza formada como un pequeño tazón de fuente, con un platillo un poco menos en diámetro que la tapa del tazón de fuente. Este platillo también responde a otro propósito, y es de uso frecuente como una cubierta cuando el té se está haciendo. Después de que el agua hirviendo se vierta sobre el té, se cubre por un par de minutos, hasta que las hojas se hayan separado y hayan caído a la parte inferior de la taza. Este proceso hace el té claro, encantadoramente fragante, y apetitoso.

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