viernes, 30 de octubre de 2009

Probioticos y alergias

Algunos estudios prospectivos muestran la posibilidad de usar probióticos en fases iniciales de la vida, para mejorar los síntomas de la enfermedad atópica en lactantes con riesgo de presentar alergias. Por otro lado, parece ser que los probióticos pueden modular la respuesta inflamatoria intestinal y mostrar un posible efecto clínico en algunas patologías como la colitis ulcerosa y la enteritis regional.

Hay estudios que no encuentran efectos favorables de los probióticos y otros que los encuentran con un probiótico y con otro no, por lo que es necesaria una mayor investigación en este terreno. El problema es que, detrás de todos estos estudios, siempre hay intereses económicos que pueden confundir al consumidor.

Esto es lo que explica la reciente guerra del yogur. Yogur es la leche fermentada con dos tipos de gérmenes: Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus. Si posteriormente el producto se pasteuriza, se eliminan estos microorganismos y se obtiene el yogur pasteurizado después de la fermentación, que se puede conservar fuera de la nevera y tiene una fecha de caducidad más amplia.

En la actualidad no hay unanimidad sobre en qué medida los microorganismos del yogur y otras leches fermentadas son capaces de resistir las condiciones adversas del tracto gastrointestinal, llegar viables al intestino grueso y, allí, ser lo suficientemente competitivos para colonizarlo, mantenerse activos y ejercer los efectos beneficiosos que se les atribuye. Algunos expertos afirman que el consumo de 8 yogures semanales nos puede aportar ya algún beneficio en nuestra salud.

En cualquier caso, sí parece haber total coincidencia en que, para que se puedan manifestar estos efectos beneficiosos, debe haber un consumo regular y prolongado. Además, dado que no se conocen efectos adversos derivados de la ingestión de estos productos, el consumidor, por lo menos, obtendrá otros valores nutritivos que sí están claramente demostrados. A pesar de todo ello, la industria sigue buscando otras cepas que sean resistentes al tracto gastrointestinal y demostrar que sí pueden ejercer un efecto probiótico.

Por ejemplo, en Estados Unidos existe una amplia gama de suplementos dietéticos de este estilo, entre los que actualmente destacan los que contienen Lactobacillus GG, que ha demostrado efectos beneficiosos en dosis de 1010 unidades formadoras de colonias (UFC) y Lactobacillus reuteri que también se comercializa en dosis de 1010 UFC.

Cabe destacar que el ámbito de los prebióticos y los probióticos es muy prometedor, y sus distintas aplicaciones apuntan a la prevención de afecciones de alta prevalencia en las sociedades desarrolladas, como son las alergias y el cáncer. Hasta el momento, el número de estudios científicos rigurosos que encuentran efectos beneficiosos por el consumo regular de estos productos es muy elevado, y el interés en profundizar en este ámbito es creciente. Sin embargo, la inclusión de estos alimentos en la alimentación no excluye que ésta deba ser adecuada.

En cualquier caso, la ingestión de alimentos prebióticos o probióticos debe hacerse en el marco de una alimentación variada y equilibrada. Sólo de este modo estos productos pueden ayudar a conseguir una correcta nutrición y una mejor calidad de vida de los individuos.

lunes, 26 de octubre de 2009

Probioticos, Cáncer y Colesterol

Previene el Cáncer

Estudios epidemiológicos recientes han encontrado una relación inversa entre el riesgo de presentar diversos tipos de cáncer y el consumo de dietas que incluyen alimentos probióticos. Éstos pueden reducir las enzimas que transforman los procarcinógenos en carcinógenos e inhibir el desarrollo de tumores malignos.

Reduce la concentración de colesterol en sangre

El mecanismo podría ser debido a que los ácidos grasos de cadena corta pueden alterar la síntesis de colesterol. Además, las bacterias pueden conjugar ácidos grasos biliares y facilitar su eliminación a través de las heces.

La disminución enterohepática de ácidos biliares hace imprescindible que el hígado retire colesterol de la circulación para poder sintetizar más sales biliares. Sin embargo, los estudios que han demostrado estos efectos de disminución del colesterol han utilizado dosis de yogur «irreales» (> 2 litros al día).

viernes, 23 de octubre de 2009

Efectos beneficiosos que pueden ejercer los probióticos sobre el organismo

• Mejora de la digestibilidad de la lactosa

• Regulación del tránsito intestinal

• Mejora de la respuesta inmunitaria

• Puede «ayudar» a prevenir el cáncer

• Regulación de los valores de colesterol plasmáticos

• Modulación de las enfermedades atópicas

lunes, 19 de octubre de 2009

Digestibilidad de la lactosa y los probioticos

En general, el yogur y las leches fermentadas con probióticos son mejor toleradas que la leche por las personas intolerantes a la lactosa. Una buena parte de la población adulta presenta esta intolerancia a la lactosa, que se debe a una disminución de la actividad de la enzima lactasa en la mucosa intestinal. La lactosa no digerida produce un efecto osmótico y, al llegar al intestino grueso, es fermentada por la biota nativa, lo que da lugar a la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (acetato, lactato, butirato) y gas (CO2, metano e hidrógeno).

Esta secuencia da lugar a los síntomas de la intolerancia: flatulencia, dolor abdominal y diarrea.

La mayoría de probióticos sintetizan beta-galactosidasa, que también puede hidrolizar a la lactosa, con lo que pueden ayudar a paliar estos síntomas.

viernes, 16 de octubre de 2009

Mejora de la respuesta inmunitaria con probioticos


Se ha demostrado en animales que el tejido linfoide asociado al intestino aumenta su capacidad de respuesta a patógenos, cuando el intestino recibe probióticos durante un tiempo continuado.

Los probióticos, además de frenar el desarrollo de patógenos, refuerzan la acción del intestino
como barrera, con lo que evitan que los microorganismos perjudiciales puedan pasar al torrente circulatorio. También aumentan la actividad de linfocitos y macrófagos, y estimulan la respuesta inmunitaria humoral al aumentar la producción de a-interferón (con efectos antivíricos, profilácticos y activadores de las células NK), lo que mejora la permeabilidad intestinal alterada con la inflamación.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Estreñimiento y los probioticos

Algunas leches fermentadas con bifidobacterias son capaces de reducir el tiempo de tránsito intestinal entre un 10 y un 22%, dependiendo de la dosis, lo que es beneficioso para las personas que tienen tendencia a presentar estreñimiento. Por otro lado, también modulan el tránsito a las personas que tienen tendencia a presentar diarreas.

Así, se ha observado en numerosos estudios que existe una menor incidencia de episodios, y una menor duración de éstos, en personas que ingieren probióticos, tanto en diarreas infantiles, diarrea del viajero, la asociada con el consumo de antibióticos o la causada por la maldigestión de la lactosa.

Un metaanálisis reciente de 9 estudios ha demostrado una disminución de entre el 61 y el 65% del riesgo de diarrea asociada a antibióticos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Los probióticos prevendrían los resfríos infantiles


En un estudio en China, los niños pequeños que bebieron una mezcla de bacterias probióticas, con leche dos veces por día durante el invierno y la primavera padecieron menos resfríos, necesitaron menos antibióticos y perdieron menos días de clase que otros niños que bebieron leche sola.

Trabajos previos habían demostrado que los probióticos pueden ayudar a personas que padecen varias enfermedades, ya que esas bacterias refuerzan la respuesta inmunológica a los invasores. Pero se desconoce si son tan efectivas para prevenir dolencias.

El estudio efectuado en China incluyó a 326 niños, de entre 3 y 5 años, que al azar integraron tres grupos: uno tomó leche con la bacteria Lactobacillus acidophilus; otro recibió el mismo organismo pero con una cepa de otra bacteria, Bifidobacterium animalis y el último sólo bebió leche con un placebo (controles).

Los niños tomaron las fórmulas de prueba dos veces por día, entre noviembre del 2005 y mayo del 2006. La supervisión estuvo a cargo de personal de la escuela durante la semana y de los padres/tutores durante los fines de semana.

En la revista Pediatrics, los autores publicaron que, a diferencia del grupo tratado con placebo, los niños que ingirieron el Lactobacillus tuvieron un 53 por ciento menos resfríos, un 41 por ciento menos tos y un 28 por ciento menos mucosidad.

En cambio, el grupo tratado con Lactobacillus/Bifidobacterium tuvo muchos menos síntomas: un 72 por ciento menos fiebres, un 62 por ciento menos de tos y un 59 por ciento menos mucosidad.

Eso significó, por ejemplo, 66 casos de fiebre en el grupo de control, 31 en la cohorte tratada con Lactobacillus solamente y 18 en el grupo tratado con la combinación probiótica. Todas las cohortes tuvieron el mismo tamaño, con unos 100 niños.

Asimismo, cuando los niños tratados con los probióticos tuvieron fiebre, tos o mucosidad, se recuperaron significativamente más rápido que el grupo de control.

Además, la duración de la enfermedad se redujo un 32 por ciento con el Lactobacillus y un 48 por ciento con la combinación Lactobacillus/Bifidobacterium.

El equipo señaló también que, comparado con el grupo de control, el uso de antibióticos fue un 68 por ciento menor en los participantes tratados con Lactobacillus y un 84 por ciento menor en los que tomaron Lactobacillus/Bifidobacterium.

Por último, los autores explicaron que los niños tratados con los probióticos faltaron a la guardería o la escuela entre un 28 y un 32 por ciento menos que los controles.

El equipo dirigido por el doctor Gregory J. Leyer, de Danisco, opina que los probióticos reducirían la necesidad de medicamentos, cuyo uso en pediatría está recibiendo especial atención.

Aun así, Leyer señaló algunas cuestiones. "No todos los probióticos son lo mismo (...) no todos hacen todo", dijo a Reuters Health. Algunas cepas, por ejemplo, son efectivas contra las alergias o para prevenir la diarrea.

Para el estudio, comentó, el equipo usó "organismos (y dosis) cuidadosamente seleccionados" para "prevenir el resfrío y la gripe". Eso sugiere que los resultados no serían aplicables a otras bacterias o enfermedades.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Mejore su salud intestinal con alimentos prebióticos

Prebióticos son aquellos alimentos que contienen sustratos que nutren la microflora intestinal beneficiosa para el huésped. Son ejemplos de estos alimentos la fibra alimentaria, en concreto los fructooligosacáridos (FOS), que están actualmente muy de moda. Éstos están formados por azúcares simples de cadena corta (de 3 a 10 unidades de azúcar), de las que por lo menos 2 son fructosa.

Se dividen en tres categorías, según el número de unidades de fructosa que contienen. Los enlaces de estos azúcares no pueden ser hidrolizados por las enzimas del intestino delgado, de manera que no pueden ser absorbidas por éste y pasan al intestino grueso, en el que pueden estimular selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias y Lactobacillus, lo que da lugar a una reducción de bacterias patógenas como Salmonella y Clostridium.

Algunos estudios han demostrado que una ingestión elevada de FOS puede disminuir la actividad glucuronidasa beta, enzima del intestino que puede convertir a los procarcinógenos en carcinógenos. Encontramos FOS en la miel, la cerveza, cebolla, espárragos, centeno, avena, alcachofas, plátanos y la chicoria. Otros componentes de la fibra alimentaria como la pectina, la hemicelulosa y la inulina también funcionan como prebióticos y estimulan la producción de ácidos grasos de cadena corta.

El contenido de FOS es muy variable y puede ir desde un 1-4% en el trigo a un 20% en la chicoria. La dife-rencia entre los distintos tipos de FOS está en el grado de polimerización. Todos ellos se pueden utilizar en una amplia gama de productos, tanto por sus propiedades tecnológicas como nutricionales.

Tecnológicamente se utilizan como texturizantes, ligantes de agua y, sobre todo, como sustitutivos de las grasas y azúcares (juntamente con edulcorantes), lo que sirve para dar consistencia a distintos «productos bajos en calorías». Se suelen encontrar, entre otros, en productos lácteos, productos de panadería, en helados y salsas light.

Desde el punto de vista nutricional, desde hace unos años, se promocionan suplementos o alimentos ricos en inulina u otros FOS por sus propiedades prebióticas. Éstos llegan al colon intactos, porque resisten la hidrólisis estomacal y la digestión en el intestino delgado. Allí, son fermentados por la microflora colónica y dan lugar a ácidos grasos de cadena corta, que al absorberse sólo aportan 1,5 kcal/g (de aquí su bajo valor calórico). Así, el consumo de FOS además de no aportarnos muchas calorías tiene un efecto prebiótico, porque modula la flora intestinal de forma beneficiosa.

Este efecto tiene, a su vez, otras consecuencias fisiológicas,
tanto en el colon como sistémicas. Una de ellas es el efecto sobre la absorción de minerales, como por ejemplo el incremento de la absorción de calcio y magnesio, lo que repercute positivamente en la salud de los huesos y dientes, entre otros. Sin embargo, estos efectos son muy controversiales y necesitan ser demostrados en estudios clínicos bien diseñados.

En general, se acepta que se debe consumir más de 2 g diarios de estos FOS para percibir sus efectos prebióticos, lo que es difícil de conseguir con una dieta convencional. Lo que sí está claro es que el uso de productos enriquecidos no debería nunca sustituir el consumo de fibra contenida «naturalmente» en frutas y verduras.

lunes, 5 de octubre de 2009

Ecología intestinal

La microflora intestinal está formada por 100 billones de bacterias de aproximadamente 400 especies distintas. El intestino grueso, en concreto, es el que alberga el 95% de las bacterias de nuestro cuerpo. La microbiota intestinal se empieza a constituir tras el nacimiento. Las primeras bacterias que colonizan el tubo digestivo son aeróbicas, principalmente E. coli y otras del género Lactobacillus.

Posteriormente, y de modo progresivo, se van estableciendo especies anaerobias, en especial los géneros Bacteroides, Clostridium, Eubacterium y Bifidobacterium. A partir de los 2 años de vida la microflora que se ha establecido es casi definitiva y permanece muy estable durante la vida del individuo. Evidentemente, puede haber alteraciones transitorias derivadas del uso de antibióticos o de cambios en la alimentación, pero éstas suelen ser reversibles.

En un intestino con un funcionamiento óptimo conviven en equilibrio poblaciones de bacterias beneficiosas (bifidobacterias, Lactobacillus, E. coli no patogénica) con otras patógenas (E. coli hemolítica, Clostridium perfringens, Campilobacter, Listeria).

Actualmente, se sabe que un desequilibrio en esta microflora puede originar o favorecer el desarrollo de algunas enfermedades, como por ejemplo el cáncer. Se ha observado que los agentes potencialmente carcinógenos de algunos alimentos (pigmentos, aflatoxinas, pesticidas, nitritos) y otros agentes carcinógenos pueden ser bioactivados por sistemas enzimáticos de las bacterias intestinales. Esta bioactivación se ve favorecida cuando hay un desequilibrio en la microflora intestinal.

Por ello, es muy importante apoyar nutricionalmente a nuestras bacterias intestinales favorables, lo que se puede conseguir al ingerir dos tipos de alimentos: los prebióticos y los probióticos.

Los prebióticos son productos alimenticios no digeribles que estimulan el crecimiento de especies bacterianas simbióticas ya presentes en el colon. Por otro lado, los probióticos son aquellos alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos, que se pueden utilizar para modificar o mejorar el equilibrio bacteriano intestinal y favorecer la salud del huésped.

viernes, 2 de octubre de 2009

Salud con alimentos prebióticos y probióticos

En la actualidad los alimentos funcionales están muy presentes en nuestra alimentación. Algunos de ellos, como el yogur, se vienen utilizando desde hace muchos años y aún sigue siendo un elemento muy habitual de nuestra dieta, ya que posee muchas propiedades nutricionales.

Recientemente, sin embargo, los intereses comerciales han propiciado que se haya intentado confundir al consumidor. Actualmente, se está poniendo en duda si algunos alimentos realmente tienen los efectos probióticos que todo el mundo daba por supuestos.

Propiedades saludables de los probióticos

• Síntesis de vitaminas (B12, K, tiamina y riboflavina), ácidos grasos de cadena corta y proteínas, que en parte son absorbidos y utilizados por nuestras células

• Complementar el proceso digestivo y de absorción de nutrientes

• Protección frente a la infección por microorganismos patógenos, como bacterias y hongos

• Estimular y modular el sistema inmune